Picoteo sin disgustos
Son las 12 del mediodía y estás en la oficina, hace ya más de tres horas que tomaste un frugal desayuno y tus tripas comienzan a emitir un incómodo sonido… Quedan aún al menos un par de horas para el almuerzo y la maquina expendedora de chocolatinas del pasillo te está haciendo ojitos. Houston tenemos un problema!
Se cierra el telón y al abrirse apareces en casa. Son las 7 de la tarde y del almuerzo ya ni te acuerdas y queda tanto para la cena! Literalmente te mueres de hambre. Tienes que ir a recoger a los niños al baloncesto y cuando vas a coger las llaves del coche al aparador, zas! Aparecen los restos de la piñata de cumpleaños del fin de semana…
No hay que ponerse dramáticos si caemos en la tentación muy de vez en cuando. El verdadero problema surge cuando nos enfrentamos a esta situación a diario y siempre tomamos la solución más inmediata y menos rentable para nuestra salud. Un día y otro día y vamos sumando, ingiriendo alimentos hipocalóricos vacíos de contenido, sin vitaminas ni minerales, que ponen nuestro cuerpo en un riesgo de sobrepeso y más grave aún, de contraer enfermedades como la diabetes. Y para más desesperación al final no acaban con tu hambre ni te sacian realmente, con lo que al poco tiempo estaremos aún más hambrientos que al principio. Unos sencillos pero sabios consejos nos salvarán de ello:
1. Desayuno completo y saludable
El desayuno es la gasolina que hace encender nuestro motor y funcionar bien durante la mañana. Si apenas desayunas más que un café con prisas es normal que tu cuerpo se queje a media mañana. Igual consejo para aquellos que almuerzan cualquier cosa rápida, cuando vaya acercándose la hora de la cena querrás comerte un carrito entero de hot-dogs.
2. Si vas a picar, pica con inteligencia
Picar no implica comer patatas fritas, chocolate o galletas. Opta por alimentos ricos en fibra y/o proteína con grasas saludables que te hagan sentir satisfecho y aporten salud a tu cuerpo. ¿Quieres ejemplos sencillos? Una jugosa manzana, un puñado de almendras crudas, unas lonchas de jamón o queso o un yogur libre de azúcar (no importa si no es desnatado). Tan sencillos y tan fáciles de conseguir.
3. Planifica
Los ejemplos que te hemos dado anteriormente son muy sencillos y fáciles de obtener, pero si no los tenemos a mano de nada nos sirve el consejo. Cuando hagas la compra, incluye estas opciones para poder satisfacer tus picos de hambre; al mismo tiempo, si pasas toda la jornada fuera de casa, acuérdate de llevar algunos de ellos contigo. Esto te evitará caer en la trampa de la máquina de vending.
4. Bebe agua
Muchas veces confundimos la sed con hambre. Ten tu cuerpo siempre bien hidratado y verás que tendrás menos sensación de hambre..
5. Di “NO!” a los refrescos en lata
Huye de las bebidas carbonatadas en lata, ya que son una bomba de glucosa y calorías vacías. Ídem para las bebidas diet o light, que tienen un sabor dulce más intenso debido a los edulcorantes y provocan, con el tiempo, que nuestros sentidos no reconozcan el sabor de alimentos naturalmente dulces, como la fruta. ¿Quieres perderte este placer? A esto se suma que el reemplazo del azúcar tendría los mismos efectos que ésta, ya que los edulcorantes artificiales disparan la insulina, que envía a nuestro cuerpo la señal de ponerse en modo de almacenamiento de grasa y produce aumento de peso.
¿Te aburres de la comida?
A veces pasamos temporadas en que nos aburrimos de lo de siempre y necesitamos estímulo. Una receta divertida, sencilla de preparar en casa. Que nos contagie de ilusión por comer sano y nos divierta al mismo tiempo. Ven a nuestros talleres donde no solo compartimos recetas, sino muy buen ambiente, que se contagia en nuestros talleres, y también “truquillos” de alimentación saludable. 😉
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